miércoles, 23 de abril de 2014

Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. 1 - La Fidelidad

La fidelidad? Será una bandera?, Creo que bastante pesada para llevarla en alto, por eso al pensar en ser fiel, solo pienso en mí; en no traicionarme y mucho menos engañarme a mí misma. Esta reflexión surge al descubrir la delgada línea que divide la fidelidad de cualquier otra cosa que se le parezca…
Durante los últimos semestres de mi carrera, cuando eran más grandes las ganas de terminar que de seguir estudiando, encontré un profesor que me dio muchas razones para no faltar a clases, era ese personaje que sabe mucho, habla bien, cuenta chistes, mantiene a su clase full, nadie se duerme y nunca baja ese nivel de exigencia que motiva.
Embelesada con un hombre bastante apuesto, maduro y muy serio; me llevaba en cada clase a un estado de letargo en el que no sabía si lo admiraba o lo deseaba y era bastante duro para mi pensar en desear a mi profesor, pues en ese momento estaba en medio de un bonito romance, que “tomaba vacaciones” tan pronto aparecía mi profe, no tardaban en asomarse por mi mente toda clase de pensamientos prohibidos de una aventura al estilo colegiala. 
Cual Lolita de colegio un día no entendí la lección y le insistí con bastante interés al profesor para que me diera una clase extra, aclarara mis dudas y así... me fuera bien en el parcial.  El profe bastante educado y profesional me dio el número de su secretaria para que acordara con ella una cita, en una agenda bastante apretada surgió un espacio que llenó de malicia mi cabeza, un sábado a las 9:00 a.m. 
La noche anterior mi corazón latía con el ímpetu de lo prohibido, despache temprano a mi novio, pues ya había hecho crossover de modo romance a modo aventura.  Me acosté temprano como aquel que espera que amanezca más rápido, dormí plácidamente y me levanté dispuesta a ponerme en remojo para ser la Lolita más despampanante de esta aventura, aunque no llevaba nada planeado, tampoco me había puesto límites y estaba dispuesta a dejarme llevar.  Llegue a una oficina sobria, elegante y solitaria, donde me esperaba un auténtico galán, con mirada matadora y una sonrisa que apenas se asoma y no se define entre un reto o un saludo, me invitó a seguir a una imponente sala de juntas,  aunque estaba ansiosa, pude manejar los nervios y portarme como una mujer madura y “recorrida”….
No hablamos mucho, las formalidades de los saludos se tomaron el tiempo que tarda en cerrar una puerta, las palabras no alcanzaron a salir de mi boca, cuando sentí sus labios desenfrenados sobre los míos, perdidos en un beso que ambos deseábamos en silencio y expresábamos con miradas cómplices, sentimos como las riendas se salieron de nuestras manos y le abrimos la puerta a la pasión.  Mi celular estaba sobre la mesa y empezó a sonar con el timbre especial de mi novio, ese que precisamente lo distingue de otras llamadas, que me aterriza para contestar rápido y que me ponía romántica. 
Sentí como si me estuviera viendo, y también sentí el peso de la bandera…!
De manera inusual el timbre sonaba sin parar y lo escuchaba con ecos en mi cabeza, cerré los ojos para pensar y al abrirlos, estaba en mi cama, sudando, escuchando la alarma de mi celular que había programado para no dormirme y faltar a la cita con mi profesor.
Me levante sin afán y me arregle normal, para una cita con un profesor. Llegue al lugar, nada elegante, no había ambiente seductor, ni una provocadora sala de juntas, por el contrario mucho ruido y un hombre ocupado que sacó tiempo para una estudiante.
Fue amable, me explico lo que ya sabía y fingía no entender, al final conversamos amigablemente y mi sentimiento se transformó del deseo hacia una total admiración, algo platónico y “hollywoodense”.   Hace rato no veo a mi profe, pero sé que si me lo encuentro seguiré con la admiración y agradecimiento por una buena lección, en mi cabeza fue infiel prácticamente todo el semestre y eso creo que también vale.

1 comentario:

  1. Me encantóooo me imaginé toda la escena, que chévere Pajertotels :3

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