sábado, 1 de noviembre de 2014

Love Story - Final

De la serie Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. I


Trataba de entender qué había pasado, descubrir que David era un hombre comprometido y con una vida algo enredada, fue tan frustrante como sentir que iba viajando con destino a Grecia y al bajarme del avión lo primero que vieron mis ojos fue un letrero de "Bienvenidos a Yumbo", no me molestaba Yumbo, pero se trataba de algo magnífico comparado con algo normal.

Qué iba a hacer? Sería en realidad su historia una vida en pareja sin amor, mediada por conveniencias? confieso que le creí, pensé que era un pobre ser humano incomprendido y algo infeliz, de esa forma me convertí en algo así como su mejor amiga, su confidente, me enteré de cada detalle de sus crisis, hasta las financieras....  Pasaron varios meses en los que sólo hablamos, como un par de buenos amigos, nunca nos cogimos de la mano ni de ninguna otra parte, nunca nos dimos el beso con el que nunca deje de soñar!

Una tarde gris, sucedió lo que denominaría el aguacero que destiño al príncipe azul, en una de nuestras conversaciones de amigos me contó que ya no se iba a separar, no podía, había una razón muy fuerte para seguir con su hogar y básicamente se trataba de otro hijo que venía en camino, se escapaba de mi entender un hijo en ese momento, concebido sin amor, cómo hicieron? Es decir yo sentí la desilusión que me puso a un lado del camino para dejar que su historia y la mía tomaran rumbos diferentes.

No nos volvimos a ver, el se fue a trabajar a otra ciudad y yo con el tiempo me fui a otra empresa, no teníamos amigos en común, sólo tenía el recuerdo del beso que no nos dimos.

Pasaron algo así como seis años, cuando una tarde llena de brisa por obra del destino (porque no había Facebook) nos encontramos en el lobby de un hotel, yo iba saliendo de una conferencia y el iba llegando a hospedarse, nuestros ojos se miraron con alegría y nos dimos un abrazo de aeropuerto internacional.

Cómo habíamos cambiado! el lucía muy bien, mucho mejor diría yo... más maduro, muy interesante; y yo ya no era esa protagonista inocente que viajaba en una nube, creo que el también me percibió muy interesante, fuimos al bar a tomar algo y hablamos sin parar, era como si todo ese tiempo hubiésemos tenido muchas ganas de encontrarnos.

El tiempo fue nuestro aliado en el deleite de volver a estar sentados frente a frente, sin nada preparado, sin Chanel No. 5, dejando que el destino hiciera lo suyo.

Al día siguiente cuando salí del hotel, sentía la dicha del que cumple un sueño y llevaba en mi memoria mucho más que el beso que tanto anhelé.

Esa fue mi Love Story, no nos hemos vuelto a ver, sólo se que está bien. Siempre que cuento esta historia me alegra revivir la emoción de las cartas, la catalepsia, mi enamoramiento rosa!  

Después de la confesión, viene la reflexión:  con el tiempo he comprendido que las mujeres decidimos encontrar un lugar común para hablar de los hombres, decidimos reunirnos alrededor del Dolor, para hablar de ellos, de cómo los sufrimos o los padecemos, lejos de ese esquema y sin juzgar a David, con su historia cierta o falsa, decidí contarla desde la alegría, sin héroes, ni villanos.

En este cuarto piso siendo un poco más escéptica todavía creo.. creo en el amor, de una forma diferente, más aterrizada tal vez pero segura de su poder!








martes, 7 de octubre de 2014

Love Story - Segunda Parte

De la Serie Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. I

Todo iba bien en mi cabeza, aunque tuve tiempo para saber un poco más de David, realmente no fue mucho lo que encontré, sólo que trabajaba en Presidencia (no era el presidente), llegaba siempre muy temprano, le gustaban las motos y su carro era verde.

Ya me estaba cansando de escribir y realmente estaba ansiosa por ser la protagonista de una escena en la cual mientras nos besábamos como si no hubiera un mañana una romántica banda sonora amenizara el momento de la salida del letrero "The End".  Hmmm suspiraba pensando en eso!  Cómo iba a hacer para que David supiera que la peor jugadora de bolos y su admiradora secreta eramos la misma persona.  Era un reto que rondaba en mi cabeza, tenía que ser algo especial, lleno de sorpresa...

Finalmente se me ocurrió usar la tecnología de aquel entonces, considerando que no habían planes de datos, ni correos electrónicos, lo único que estaba a mi alcance era un casillero de voz... un numero telefónico en el que dejabas un saludo e invitabas a quien te llamaba a dejar un mensaje, tal cual como funciona hoy en día el buzón de mensajes de un celular.  En ese momento era algo así como el "tiempo al aire" porque podías consultar tu casillero desde cualquier lugar, así sabrías quien te estaba llamando, era lo más IN del momento.  Entonces yo a la altura de los tiempos, me compré mi casillero y en mi ultima carta escribí sin mayor esfuerzo "Por favor llámame al 524XXXX".



Deje la carta como todos los viernes a las 5:30 p.m., fue un fin de semana largo, aún sabiendo que era poco probable que el hubiese visto la carta.. por no dejar consulté el casillero un par de veces (como 800 en total) entre sábado y domingo y la misma voz amable me contestó: "Usted no tiene mensajes nuevos".... fue la primera vez que sentí que tal vez todo ese tiempo estuve hablando sola.  Como fue un pensamiento que desentonaba con el rosa de mi historia, lo descarté de inmediato.

Por fin llego el lunes, mi día soñado, tan lento como una agonía, consulte el buzón sin parar y finalmente a eso de las 6:30 pm, la amable voz de mi buzón (también estaba feliz), me anuncio con sorpresa tres nuevos mensajes... fueron como tres gotas de amor que cayeron en la fuente de mis deseos, me temblaba el pulso para presionar el botón que me dejaría escuchar la respuesta que llevaba tres meses soñando!!!! Vaya sorpresa, los mensajes no decían nada... obvio, era él escuchando una y otra vez el saludo que lo invitaba a decir lo que pensaba, para poder saber quien era yo.

No pensaba nada? Evidentemente no era tan espontáneo para dejarlo saber en un mensaje; hacia las 8:00 de la noche, descubrí un nuevo mensaje, que con un tono reclamante decía: "no estoy para juegos, quien eres?"

Pensaba que era un juego? ... Al menos se estaba divirtiendo y por su puesto me quería conocer! Pero sentí que estaba en el límite, un día más de incertidumbre podría ser fatal, mi historia rosa podría mancharse de un tono más oscuro, me invadió el miedo, tenía que decirle.. y fue así como al día siguiente lo llame a su oficina, contestó con amabilidad identificándose con su nombre, lo saludé diciéndole:

Hola Soy Diana.. cómo te va?
Bien gracias y tu?
(Yo?? Carácter!!) Muy bien, llamaba para decirte que soy la que te ha escrito las cartas...

Un silencio, corto y eterno al tiempo se instaló en nuestra línea, con dificultad pronunció un "Qué qué?", no sabía que decir, mientras tanto yo imaginaba que estaba sufriendo de catalepsia y otra vez me sentí correspondida.

Trató de parecer normal.. finalmente me invitó a almorzar al día siguiente; esa noche también fue leenntaa, pero aproveché para probarme muchas pintas, quería ser casual, pero también elegante y obvio muy sexy... y no encontraba que ponerme!  Finalmente lo resolví, poniéndome casi todo el contenido de la Chanel No. 5 (mi primer perfume, que compré influenciada por Marilyn Monroe).   Vestida y peinada para la ocasión, lo esperé en el parqueadero, cerca de su carro, cuando llegó me invadieron los nervios, que sólo calmaba respirando lenta y profundamente, tenía que lucir segura y nada tímida, nos saludamos con dificultad.. beso, mano, no mejor beso y mano.. etc..

Fuimos a un restaurante cercano, nada especial, muy sencillo, no recuerdo el menú, pues en realidad no tenía hambre; estaba llena de él, su olor, su cercanía, su presencia... lo único que necesite fue un jugo, para refrescar mi garganta, seca de tanta emoción!

Me agradeció las cartas, con risa aceptó que le gustaban y que habían despertado la curiosidad de sus compañeros, pero que eran su gran secreto, que varias veces fue al buzón esperando encontrar una en la mitad de la semana.  Si ese día hubiesen hecho el concurso de la mujer más feliz de mundo, de lejos hubiera ganado.

Mientras me preguntaba sobre mi vida y mis cosas, sentí la compañía de un acordeonista francés poniendo romance en cada nota de ese mágico momento.  Nunca imaginó que yo fuera su admiradora, no sabía cómo había surgido esa condición, me preguntó que tanto sabía de él y yo sólo le respondí lo que sabía, exactamente nada...  fue entonces cuando me dijo que debía ser sincero, que era un hombre casado y tenía una nena de cuatro años... mientras escuchaba cada sílaba de esa frase, sentí como el acordeón se dañó y el francés ofuscado pronunciaba insultos a su instrumento y se iba.. dejando la escena llena de silencio.

Que horror, que inocencia, no sabía que decir, por lo tanto él se apresuró a contarme un cuento que a mis 20 todavía no habían contado:  Vivía con su esposa por conveniencia, no la amaba, no quería hacer daño a su hija, pero estaba muy interesado en separarse, sólo estaba esperando el momento oportuno.

Creería yo esta historia? Sólo les voy a decir que regresamos al trabajo rápidamente y que esa noche me fui a la cama con ese sin sabor del beso que no nos dimos, quería recordarlo mientras mordiera mis labios tratando de recuperar su sabor.. pero aunque no dormí, mucho soñé...

sábado, 20 de septiembre de 2014

Love Story

De la Serie Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. I




Si hoy en día soy una total convencida del poder del amor... a mis 20 años esa creencia era aún mayor y además estaba rodeada de la magia que me hacia ver príncipes azules y corazones flotando en una atmósfera rosada...

A esa edad no me importaba combinar la ilusión con la exageración, que siempre estuvo acompañada del ridículo.  Esta historia es casi una confesión, de amor eso sí, una historia de hace 20 años.. tiempo en el cual el celular era algo así como un lujo y el correo electrónico a penas estaba empezando a popularizarse, una historia que cuento algo sonrojada, pero con risa, mientras evoco los recuerdos en el horizonte que diviso desde la ventana trasera de este cuarto piso:

Eran mis primeras experiencias laborales, estaba empezando a conocer gente en un entorno y cultura empresarial además de nuevo, fascinante para mis ganas de aprender sobre todo lo que se atravesaba en mi vida.

Era más amable que nunca, estaba loca por ser amiga de mis compañeros, me sentía abrumada e ignorada entre tanto desconocido.  En mi lugar de trabajo, solo tenia a escasos metros a mi jefe, estaba lejos de cualquier otra persona u oficina, estaba en medio de un pasillo que conectaba dos partes de una fábrica, por eso salir a buscar otras dependencias, resultaba casi una aventura, en la que hasta me perdía en aquella arquitectura parecida  a un laberinto.

Caminando desprevenidamente al voltear de mi oficina, vi a alguien vestido de blanco, un tapabocas y un gorro en su cabeza, mientras salía de una zona de fabricación, se iba quitando poco a poco todos esos elementos que le tapaban la cara.. lo que me permitió experimentar algo así como una catalepsia... esa sensación de éxtasis en mi sistema nervioso y la perdida de la capacidad de moverme coordinadamente, todo por esos ojos, profundos y penetrantes, seguros y acompañados de una sonrisa tímida.. tierna, sin pretensiones y llena de amabilidad, una sonrisa que no pude corresponder a causa de la catalepsia.. mientras lo veía alejarse, entre suspiros pensaba con certeza e inocencia "el amor a primera vista ... existe!"

De ahí en adelante mi rutina diaria incluía un paseo por la planta, las oficinas, los pasillos... cualquier lugar era bueno para volver a verlo, no sabía quien era, no tenía amigos a quien preguntar, porque no sabía ni su nombre, sólo sabía que era el hombre de mi vida, era como salido de mis sueños: alto, atlético,  con el aire misterioso que seduce, su boca perfectamente delineada que con solo existir provoca un beso, sus gestos con esa amabilidad indiferente y natural me llenaron de intriga y obsesión.

Cada nuevo día era algo así como la aventura de volver a verlo, por eso me miraba largamente en el espejo, ensayando una mirada matadora o un saludo fulminante, para no pasar desapercibida ante sus ojos... sus hermosos ojos.

No habría pasado ni una semana cuando volví a verlo, precisamente hablando con mi jefe, quien en su afán de que por fin socializara con el resto de empleados, se apresuró a presentarme, sorprendida respire hondo para combatir la catalepsia, atendí con emoción su gesto de estrechar mi mano y escuche con un fondo musical su frase "mucho gusto, David"

David, David, David... ! Ya podía suspirar pronunciando un nombre! le pregunte a mi jefe quien era, que hacía y el sólo me respondió con una sonrisa... "hágase amiga de él, le conviene para que forme parte del club de bolos, y por fin se integre y conozca más gente y tenga nuevos amigos"

Repentinamente los bolos despertaron todo mi interés, hasta ese día solo había visto practicar esta actividad a Pedro Picapiedra, era algo de lo que no sabía absolutamente nada.. pero más intrépida y ridícula que siempre no me importaba improvisar con tal de ver a David!

Los sábados por la tarde se reunía el grupo en el bolerama, un poco tarde, con un atuendo y caminado casual llegué con gesto de "pasaba por aquí", rápidamente me integre ante tanta amabilidad, no me concentraba entre tantos saludos y muchos gustos que escuchaba, porque mis ojos inquietos buscaban con desesperación los suyos, cuando por fin su mirada y la mía se cruzaron, sentí y entendí lo que significa el frenesí, lo sentí en mi corazón.. oh que pureza!

Esa tarde di cuenta de mi poca habilidad en este juego, al principio los equipos muy amables me invitaban  a ser parte de ellos, pasadas unas horas nadie me quería en sus filas, siendo ese día la clausura del torneo me gane el premio a la peor jugadora... pero qué me iba a importar mi objetivo estaba cumplido... ver a David! Esa era yo, cumpliendo mi sueño!

Los días siguientes fueron como una densa nube que llevaba el viento, caminaba sin rumbo y sin suerte por cada pasillo y recoveco de la empresa, la esperanza de mi gran amor parecía alejarse sin remedio.. pero como siempre es la última que se pierde, me sorprendió una llamada con la voz de David.. que voz! tan hermosa como sus ojos.  Aprovechamos (juro yo) para saludarnos, me preguntó irónicamente si había mejorado en los bolos (y solo pensaba... estuvo pendiente de mi!) y entre ese cruce de palabras y risas, me sentí correspondida!

Nos vimos un par de veces, a la hora del almuerzo, conversaciones de paso, nada profundas, saludos cordiales.. etc. Hasta cuando?  Se me ocurrió entonces mi obra máxima My LOve Story.

Esta empresa dado su tamaño, había ubicado estratégicamente en el centro de la misma, un mueble de madera, dividido en 32 cajones, era el "outlook" de la época, cada cajón tenia una puerta con llave y una ranura por la cual podías meter todo tipo de documentos, facturas, cartas, etc, lo que necesitabas enviar a otro departamento, cada día todos íbamos al buzón a revisar que cosas nuevas habían llegado.  Que gran invento! No solo era un buzón, era la forma como iba a acercar la ilusión a mi realidad.  

Con este pensamiento decidí convertirme en la admiradora secreta de David, que delicia pronunciar ese nombre que me estremecía! y así empecé cada viernes a las 5 pm cuando todos salían corriendo como niños al recreo, yo me escurría hacia el buzón en un gesto casi delincuente a dejar caer una carta en la casilla No. 24, era el numero del amor (decía yo).

Durante tres meses escribí una carta cada viernes, al final de una semana llena de ilusiones, a veces lo hacía en el computador, otras veces con la mano izquierda (para que no me descubrieran) y otras recortando letras de alguna revista.. en todas le confesaba mi amor y lo mucho que me gustaba!  Mi imaginación volaba pensando que así como yo me apresuraba y soñaba con el viernes (para escribir la carta), el se apresuraba y soñaba con el lunes (para leer la carta).  Todo era como de cuento... pero estaba lejos de imaginar lo que vendría después.....

martes, 26 de agosto de 2014

Chica Porno

...de la serie Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona - Vol. 1

El paso de los años es quizá el juicio más duro que soporta el ser humano, principalmente sobre la belleza, no discrimina sexo, raza o condición, aunque sin duda con alguno$ recur$o$, puede hacerse más llevadero.


Es con los años cuando al mirarme en el espejo, siento la nostalgia del pasado, de las tallas que se ajustaron a mi cintura, y que lentamente y ante mi asombro fueron corriendo un numero en ascenso hacia algo que sin ser sobrepeso, gordura, flacidez...es todo al tiempo.

La gordita feliz que vive dentro de mi, es la que me lleva por el camino delicioso donde mi paladar se deleita, sin remilgo disfruta cada bocado, cada mordisco y sensación que se deshace en mi boca, tal vez es su arma secreta para taparle la boca a la flaca que también está adentro y que quiere sugerir o protestar ante tanta delicia.  Que debate tan infame el que llevo dentro, con la caleña de arraigo que quiere hacer honor a la belleza que crece en este Valle.
Sin duda la cultura, la moda, el cine y el formato que propone ser un mujeron al estilo Hollywood a pesar del tiempo, es la sentencia que me convierte en la chica porno... porno hacer ejercicio... porno hacer dieta....por no cerrar la boca, es lo que grita la flaca, cuando el vestido ajustado muestra más redondez de la debida, cuando el jean sube sin problema porque es una talla más grande, cuando el sexapeall depende de una faja en la que no quepo, no soporto y que revienta de risa a mi hija en cada lucha por meterme dentro de ella, que estupidez.... pero es real!

Sin embargo escribo buscando exorcizar a la gorda y la flaca, rescatando mi autoestima y reivindicando mi ser, ante una filosofía en la que me cuide sin pretensiones y en la que como dicen que dijo Bob Marley, no pierda la curva más bella de toda mujer, mi sonrisa!

miércoles, 23 de abril de 2014

Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. 1 - La Fidelidad

La fidelidad? Será una bandera?, Creo que bastante pesada para llevarla en alto, por eso al pensar en ser fiel, solo pienso en mí; en no traicionarme y mucho menos engañarme a mí misma. Esta reflexión surge al descubrir la delgada línea que divide la fidelidad de cualquier otra cosa que se le parezca…
Durante los últimos semestres de mi carrera, cuando eran más grandes las ganas de terminar que de seguir estudiando, encontré un profesor que me dio muchas razones para no faltar a clases, era ese personaje que sabe mucho, habla bien, cuenta chistes, mantiene a su clase full, nadie se duerme y nunca baja ese nivel de exigencia que motiva.
Embelesada con un hombre bastante apuesto, maduro y muy serio; me llevaba en cada clase a un estado de letargo en el que no sabía si lo admiraba o lo deseaba y era bastante duro para mi pensar en desear a mi profesor, pues en ese momento estaba en medio de un bonito romance, que “tomaba vacaciones” tan pronto aparecía mi profe, no tardaban en asomarse por mi mente toda clase de pensamientos prohibidos de una aventura al estilo colegiala. 
Cual Lolita de colegio un día no entendí la lección y le insistí con bastante interés al profesor para que me diera una clase extra, aclarara mis dudas y así... me fuera bien en el parcial.  El profe bastante educado y profesional me dio el número de su secretaria para que acordara con ella una cita, en una agenda bastante apretada surgió un espacio que llenó de malicia mi cabeza, un sábado a las 9:00 a.m. 
La noche anterior mi corazón latía con el ímpetu de lo prohibido, despache temprano a mi novio, pues ya había hecho crossover de modo romance a modo aventura.  Me acosté temprano como aquel que espera que amanezca más rápido, dormí plácidamente y me levanté dispuesta a ponerme en remojo para ser la Lolita más despampanante de esta aventura, aunque no llevaba nada planeado, tampoco me había puesto límites y estaba dispuesta a dejarme llevar.  Llegue a una oficina sobria, elegante y solitaria, donde me esperaba un auténtico galán, con mirada matadora y una sonrisa que apenas se asoma y no se define entre un reto o un saludo, me invitó a seguir a una imponente sala de juntas,  aunque estaba ansiosa, pude manejar los nervios y portarme como una mujer madura y “recorrida”….
No hablamos mucho, las formalidades de los saludos se tomaron el tiempo que tarda en cerrar una puerta, las palabras no alcanzaron a salir de mi boca, cuando sentí sus labios desenfrenados sobre los míos, perdidos en un beso que ambos deseábamos en silencio y expresábamos con miradas cómplices, sentimos como las riendas se salieron de nuestras manos y le abrimos la puerta a la pasión.  Mi celular estaba sobre la mesa y empezó a sonar con el timbre especial de mi novio, ese que precisamente lo distingue de otras llamadas, que me aterriza para contestar rápido y que me ponía romántica. 
Sentí como si me estuviera viendo, y también sentí el peso de la bandera…!
De manera inusual el timbre sonaba sin parar y lo escuchaba con ecos en mi cabeza, cerré los ojos para pensar y al abrirlos, estaba en mi cama, sudando, escuchando la alarma de mi celular que había programado para no dormirme y faltar a la cita con mi profesor.
Me levante sin afán y me arregle normal, para una cita con un profesor. Llegue al lugar, nada elegante, no había ambiente seductor, ni una provocadora sala de juntas, por el contrario mucho ruido y un hombre ocupado que sacó tiempo para una estudiante.
Fue amable, me explico lo que ya sabía y fingía no entender, al final conversamos amigablemente y mi sentimiento se transformó del deseo hacia una total admiración, algo platónico y “hollywoodense”.   Hace rato no veo a mi profe, pero sé que si me lo encuentro seguiré con la admiración y agradecimiento por una buena lección, en mi cabeza fue infiel prácticamente todo el semestre y eso creo que también vale.