martes, 7 de octubre de 2014

Love Story - Segunda Parte

De la Serie Confesiones y Reflexiones de una Cuarentona Vol. I

Todo iba bien en mi cabeza, aunque tuve tiempo para saber un poco más de David, realmente no fue mucho lo que encontré, sólo que trabajaba en Presidencia (no era el presidente), llegaba siempre muy temprano, le gustaban las motos y su carro era verde.

Ya me estaba cansando de escribir y realmente estaba ansiosa por ser la protagonista de una escena en la cual mientras nos besábamos como si no hubiera un mañana una romántica banda sonora amenizara el momento de la salida del letrero "The End".  Hmmm suspiraba pensando en eso!  Cómo iba a hacer para que David supiera que la peor jugadora de bolos y su admiradora secreta eramos la misma persona.  Era un reto que rondaba en mi cabeza, tenía que ser algo especial, lleno de sorpresa...

Finalmente se me ocurrió usar la tecnología de aquel entonces, considerando que no habían planes de datos, ni correos electrónicos, lo único que estaba a mi alcance era un casillero de voz... un numero telefónico en el que dejabas un saludo e invitabas a quien te llamaba a dejar un mensaje, tal cual como funciona hoy en día el buzón de mensajes de un celular.  En ese momento era algo así como el "tiempo al aire" porque podías consultar tu casillero desde cualquier lugar, así sabrías quien te estaba llamando, era lo más IN del momento.  Entonces yo a la altura de los tiempos, me compré mi casillero y en mi ultima carta escribí sin mayor esfuerzo "Por favor llámame al 524XXXX".



Deje la carta como todos los viernes a las 5:30 p.m., fue un fin de semana largo, aún sabiendo que era poco probable que el hubiese visto la carta.. por no dejar consulté el casillero un par de veces (como 800 en total) entre sábado y domingo y la misma voz amable me contestó: "Usted no tiene mensajes nuevos".... fue la primera vez que sentí que tal vez todo ese tiempo estuve hablando sola.  Como fue un pensamiento que desentonaba con el rosa de mi historia, lo descarté de inmediato.

Por fin llego el lunes, mi día soñado, tan lento como una agonía, consulte el buzón sin parar y finalmente a eso de las 6:30 pm, la amable voz de mi buzón (también estaba feliz), me anuncio con sorpresa tres nuevos mensajes... fueron como tres gotas de amor que cayeron en la fuente de mis deseos, me temblaba el pulso para presionar el botón que me dejaría escuchar la respuesta que llevaba tres meses soñando!!!! Vaya sorpresa, los mensajes no decían nada... obvio, era él escuchando una y otra vez el saludo que lo invitaba a decir lo que pensaba, para poder saber quien era yo.

No pensaba nada? Evidentemente no era tan espontáneo para dejarlo saber en un mensaje; hacia las 8:00 de la noche, descubrí un nuevo mensaje, que con un tono reclamante decía: "no estoy para juegos, quien eres?"

Pensaba que era un juego? ... Al menos se estaba divirtiendo y por su puesto me quería conocer! Pero sentí que estaba en el límite, un día más de incertidumbre podría ser fatal, mi historia rosa podría mancharse de un tono más oscuro, me invadió el miedo, tenía que decirle.. y fue así como al día siguiente lo llame a su oficina, contestó con amabilidad identificándose con su nombre, lo saludé diciéndole:

Hola Soy Diana.. cómo te va?
Bien gracias y tu?
(Yo?? Carácter!!) Muy bien, llamaba para decirte que soy la que te ha escrito las cartas...

Un silencio, corto y eterno al tiempo se instaló en nuestra línea, con dificultad pronunció un "Qué qué?", no sabía que decir, mientras tanto yo imaginaba que estaba sufriendo de catalepsia y otra vez me sentí correspondida.

Trató de parecer normal.. finalmente me invitó a almorzar al día siguiente; esa noche también fue leenntaa, pero aproveché para probarme muchas pintas, quería ser casual, pero también elegante y obvio muy sexy... y no encontraba que ponerme!  Finalmente lo resolví, poniéndome casi todo el contenido de la Chanel No. 5 (mi primer perfume, que compré influenciada por Marilyn Monroe).   Vestida y peinada para la ocasión, lo esperé en el parqueadero, cerca de su carro, cuando llegó me invadieron los nervios, que sólo calmaba respirando lenta y profundamente, tenía que lucir segura y nada tímida, nos saludamos con dificultad.. beso, mano, no mejor beso y mano.. etc..

Fuimos a un restaurante cercano, nada especial, muy sencillo, no recuerdo el menú, pues en realidad no tenía hambre; estaba llena de él, su olor, su cercanía, su presencia... lo único que necesite fue un jugo, para refrescar mi garganta, seca de tanta emoción!

Me agradeció las cartas, con risa aceptó que le gustaban y que habían despertado la curiosidad de sus compañeros, pero que eran su gran secreto, que varias veces fue al buzón esperando encontrar una en la mitad de la semana.  Si ese día hubiesen hecho el concurso de la mujer más feliz de mundo, de lejos hubiera ganado.

Mientras me preguntaba sobre mi vida y mis cosas, sentí la compañía de un acordeonista francés poniendo romance en cada nota de ese mágico momento.  Nunca imaginó que yo fuera su admiradora, no sabía cómo había surgido esa condición, me preguntó que tanto sabía de él y yo sólo le respondí lo que sabía, exactamente nada...  fue entonces cuando me dijo que debía ser sincero, que era un hombre casado y tenía una nena de cuatro años... mientras escuchaba cada sílaba de esa frase, sentí como el acordeón se dañó y el francés ofuscado pronunciaba insultos a su instrumento y se iba.. dejando la escena llena de silencio.

Que horror, que inocencia, no sabía que decir, por lo tanto él se apresuró a contarme un cuento que a mis 20 todavía no habían contado:  Vivía con su esposa por conveniencia, no la amaba, no quería hacer daño a su hija, pero estaba muy interesado en separarse, sólo estaba esperando el momento oportuno.

Creería yo esta historia? Sólo les voy a decir que regresamos al trabajo rápidamente y que esa noche me fui a la cama con ese sin sabor del beso que no nos dimos, quería recordarlo mientras mordiera mis labios tratando de recuperar su sabor.. pero aunque no dormí, mucho soñé...

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