Dicen que el primer amor nunca se olvida... gracias a la vida por mi primer amor!
Siendo muy niña conocí el amor, sin saber exactamente como
amar, encontré en los brazos de un hombre maduro y bastante mayor para mi edad, la felicidad del amor puro.
Me tenía deslumbrada con todo lo que sabía, yo pensaba que
había estudiado en una escuela de súper héroes con Superman y la mujer
maravilla, y él me decía que sí pero que sólo un año y que recordaba todo el tiempo a la mujer
maravilla porque se parecía a mi…. algo en lo que aún hoy en día creo
totalmente!
Era muy fuerte, no se
cansaba, corría y saltaba el lazo más rápido que todos, elevaba las cometas más alto que nadie,
pensaba que incluso no se quemaba porque un día accidentalmente le cayó café caliente
encima y ni siquiera se quejó.
Cuando no podía dormir me contaba historias fantásticas
llenas de dioses y guerreros, me parecían raras y llenas de aventura, tiempo después
descubrí que era La Odisea y la Ilíada, tal vez por eso me encanta la mitología griega!
Me enseñó también a abrir los ojos bajo el agua, a tirarme
en la piscina sin quemarme, a no temerle a las tormentas y contar después del relámpago
para saber que tan lejos estaba el rayo y tener la seguridad que nada malo
pasaría; aprendí de su mano a montar en
bicicleta y en moto, a cocinar recetas deliciosas, a leer y amar los libros y
un montón de cosas que son parte de mi día a día que hacen que a cada instante lo
recuerde y trascienda en mi existencia su amor.
Me dio todo siempre, soy lo que soy gracias a su amor, me
dio una infancia feliz llena de seguridad y de confianza, entendió mi
adolescencia y nunca dejo de ser “un parche” aunque me tuviera que llamar la
atención, siempre me escucho, estuvo ahí para ser papá y mamá cuando mi
madre se fue al cielo, cuido mi embarazo y mi posparto también, nunca se cansó de emprender y siempre estuvo
listo para un nuevo comienzo, me inspiro con sus consejos y la última vez que
me sentí muy asustada y llena de incertidumbre (tenía ya como 34 años) encontré
en su regazo un refugio seguro donde llorar y sollozar hasta cansarme, su cálido abrazo y los consejos que me
susurró llenaron de aire mis pulmones y me sacaron a flote para seguir
adelante. Nunca deje de ser la niña de
papá!
Hoy ya no estás en este plano, pero lates en mi corazón y estás
vivo en cada recuerdo. Te quiero Siempre Papá!
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